lunes, 8 de abril de 2013





Suenan trompetas y tambores que anuncian la regada de frutas. Mujeres galanas pueblan avenidas y mercados, carros alegóricos y carretas que persiguen el ritmo de una música solar que atraviesa todo lo que alcanza. Allá marcha el pueblo, tras las fiestas de San Vicente Ferrer. Los adolescentes bailan al ritmo del  tamborcillo hace pases de redoble con su tenso cuero de venado; el caparazón de tortuga busca su origen de olor marino entre las jóvenes mujeres con su sonido agudo, herido, por el golpear constante de afiladas astas puntiagudas en la concha: suena el caparazón de la tortuga,  donde toda civilización se rinde ante los seres inciviles que galopan en nuestra sangre. La primavera llega y la celebran las mujeres ataviadas con indumentaria de soles: negro sobre amarillo, rojo sobre verde. Ropas de mujer que recuerdan los bosques, jardines planetarios plenos de vírgenes pródigas. Las amazonas destacan. En la regada de frutas el caballo no es una bestia, es una rama que florece por los belfos. Los niños cabalgan, generales. Las señoras sonríen desde la altura de sobrias mujeres montadas a caballo. Alegría total con largos tragos de cerveza mientras todos seguimos esta procesión singular de calores y colores. El mundo de la sinrazón navega libre en aguas de la razón. Tradición, costumbre le dicen a este andar en multitud, a plena luz del día, mostrando la alegría como una prenda de vestir y lucir. Sin pudor. Para que todos vean, para que todos hablen. Alegría solidaria y cohetes, popular. Dios y el Diablo beben cerveza en una esquina del mercado. Nadie protesta porque se detiene el tránsito de vehículos y viandantes. Todo lo contrario. Los conductores bajan de sus unidades y se ponen a darle gusto a la chancla en aquel pavimento de calores. Las risas y las voces del gentío son una nota más de esta música del pueblo en las fiestas de San Vicente Ferrer, el patrono. juan manuel matali.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Blogroll

lunes, 8 de abril de 2013

Chiapas se une alas tradiciones de hermano estado de Oxaca al cristo san vicente ferrer





Suenan trompetas y tambores que anuncian la regada de frutas. Mujeres galanas pueblan avenidas y mercados, carros alegóricos y carretas que persiguen el ritmo de una música solar que atraviesa todo lo que alcanza. Allá marcha el pueblo, tras las fiestas de San Vicente Ferrer. Los adolescentes bailan al ritmo del  tamborcillo hace pases de redoble con su tenso cuero de venado; el caparazón de tortuga busca su origen de olor marino entre las jóvenes mujeres con su sonido agudo, herido, por el golpear constante de afiladas astas puntiagudas en la concha: suena el caparazón de la tortuga,  donde toda civilización se rinde ante los seres inciviles que galopan en nuestra sangre. La primavera llega y la celebran las mujeres ataviadas con indumentaria de soles: negro sobre amarillo, rojo sobre verde. Ropas de mujer que recuerdan los bosques, jardines planetarios plenos de vírgenes pródigas. Las amazonas destacan. En la regada de frutas el caballo no es una bestia, es una rama que florece por los belfos. Los niños cabalgan, generales. Las señoras sonríen desde la altura de sobrias mujeres montadas a caballo. Alegría total con largos tragos de cerveza mientras todos seguimos esta procesión singular de calores y colores. El mundo de la sinrazón navega libre en aguas de la razón. Tradición, costumbre le dicen a este andar en multitud, a plena luz del día, mostrando la alegría como una prenda de vestir y lucir. Sin pudor. Para que todos vean, para que todos hablen. Alegría solidaria y cohetes, popular. Dios y el Diablo beben cerveza en una esquina del mercado. Nadie protesta porque se detiene el tránsito de vehículos y viandantes. Todo lo contrario. Los conductores bajan de sus unidades y se ponen a darle gusto a la chancla en aquel pavimento de calores. Las risas y las voces del gentío son una nota más de esta música del pueblo en las fiestas de San Vicente Ferrer, el patrono. juan manuel matali.

No hay comentarios:

Publicar un comentario